13 de diciembre de 2006

Sitio a la Ciudad

Soldier

Ha sido un día difícil o más bien una noche, todos los preparativos de las tropas Kalumianas para la invasión han salido mal.


Un Teniente da parte al General que dirige las operaciones - Mi General, faltan 3 horas para el amanecer y ya son 15 sin tener comunicación con la artillería, además hemos confirmado la pérdida de un 57% de los infantes y tenemos 4 compañías aisladas y sin comunicación, los informes de los aéreos nos indican que los paracaidistas no podrán tomar parte en el asalto porque fueron masacrados por varias escuadras de aviones enemigos de los que no teníamos conocimiento.


Muy bien Teniente, puede retirarse - Contesta el General – Quien se voltea hacia sus asesores – Como ven nuestro potencial de ataque a sido muy reducido y estamos casi seguros que la artillería no va a llegar, los paracaidistas que eran prácticamente nuestra última esperanza fueron barridos y hay algo que el Teniente no sabía pero que yo si, los Élites fueron derribados cuando se dirigían hacía aquí. Creo que tenemos que retira...


- Comandante – Lo interrumpe una voz desde afuera de la tienda – Tiene que ver esto.


El General que sabe que normalmente no lo hubieran interrumpido corre a ver lo que su asistente le indica con el dedo apuntando a la ciudad, ya casi viendo un ataque enemigo a gran escala con tropas que en teoría no existen.


Para su sorpresa encuentra que de está surgen grandes llamas por todos lados y que el ataque enemigo ha cesado, y no solo eso, las grandes baterías enemigas ahora apuntan a la ciudad.


¿Qué ha pasado? – Pregunta - ¿Cómo paso esto?


- Yo le puedo contestar eso Comandante - Contesta uno de sus asesores - Soy el Capitán Primero Uriel, y están bajo mi mando las trompas Élites de este planeta, las 4 compañías que desaparecieron durante la noche estaban formadas por mis soldados y fueron ellos los que tomaron las ciudad.


El General con el rostro desfigurado de rabia le grita – Esta loco, la batalla no estaba planeada así.


Ya se como estaba planeada la batalla, al igual que los altos mandos de los terrestres y según mis informes, también sabían la ruta de evacuación que tomaríamos en una hora, en la cual nos tenderían una emboscada donde tendríamos un heroico combate en el que casualmente usted caería prisionero.


Sabíamos que había un traidor entre nuestras líneas cuando nos infiltramos en sus tropas, pero no sabíamos que era usted.


Lo último que alcanzó a ver el General fue el arma del Capitán Uriel apuntándole.


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