14 de agosto de 2007

Bosque I

Los arboles se mueven constantemente al ritmo que les marca la fuerza invisible del viento, pero curiosamente son el único sonido que se oye, no hay cantos de aves o insectos, no se escucha el rugido de alguna bestia lejana o el zumbido de algún molesto bicho.

Nada de esto parece preocupar a Ragnar que avanza rápidamente casi corriendo por un sendero poco iluminado y lleno de piedras.

Al llegar a un pequeño claro, sus ojos rojos se posan sobre el objeto que lleva buscando desde hace muchos años, la pequeña daga brilla con mucha más intensidad de la que podría provocar el simple reflejo de la luna, única fuente de luz en ese lugar.

Se acerca poco a poco a la plataforma donde esta situada el arma y un brillo especial iluminas sus ojos.

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