27 de agosto de 2007

Bosque II

Sus manos acarician el filo con delicadeza, dejándose una fina linea de sangre que poco a poco empieza a formar gotas que caen al suelo.

En este momento toma conciencia real de lo que esta por ocurrir, y es que en más de mil años nunca había visto su sangre.

Pero esta cansado muy cansado, poco a poco su mano apunta la daga a su corazón y esta comienza a brillar anticipándose a lo que viene.

Sus ojos, recuerda perfectamente esos hermosos ojos cafés con esmeraldas dentro, unos ojos que podían mirarlo con amor eterno o con enojo por sus fallas, y sus labios, también recuerda sus labios, oh Dios como la extraña.

El dolor es enorme, nunca había sentido tanto dolor ni nunca más lo volverá a sentir, pero aun así es muy feliz, porque sabe que pronto vera a su amada.


El arma, la daga sagrada empieza a desaparecer en cuanto el muere, su función ha sido cumplida.

No hay comentarios.: